viernes, 2 de enero de 2009

"Cuando los mundos chocan." (1) (F.C.F.)

El título de esta entrada es un homenaje a una de las primeras obras de ciencia ficción en las que se trató el asunto del fin de la existencia humana como consecuencia de la colisión de la Tierra con algún objeto interestelar [o galáctico, o espacial, o como gusten].

Escrita por Philip Wylie y Edwin Balmer en 1933, "When Worlds Collide", ["Cuando los mundos chocan"] narra la historia de una estrella errante que va a entrar en colisión con la Tierra provocando su destrucción. Por suerte, es acompañada por un planeta cuya colonización resultará la única vía de supervivencia para la raza humana, por medio de unos pocos elegidos.

Voy a hablar, en esta ocasión, de las aproximaciones que el cine de ciencia ficción ha hecho a este asunto, y de la prevención, estudio y posibles riesgos existentes hoy en día, de una colisión de este tipo.

La obra antes mencionada, fue llevada al cine por Rudolph Maté en 1951, ganando un Oscar por sus efectos especiales.

En 1979, Ronald Neame dirigió Meteoro, una película en la que la U.R.R.S. y los E.E.U.U. deben ponerse de acuerdo en plena Guerra Fría, para tratar de evitar el desastre de un meteorito que amenaza con cargarse la Tierra.

Con argumentos similares a este último, [pero sin Guerra Fría, (ni caliente) por el medio], en 1998 se estrenaron Deep Impact, de Mimi Leder, y Armageddon, de Michael Bay.

El hilo es sencillo. Un pedazo de pedrusco de proporciones considerables [ya sea cometa, asteroide, o meteorito] amenaza con llegar a la Tierra y cargarse a todos los gatitos, perritos, y demás animales monos. Y lo que es aún peor, llevarse por delante a toda la especie humana. Al estilo dinosaurio [si aceptamos la "Hipótesis Álvarez", planteada por Luis Álvarez, (Nobel en física de origen español) ].

La cuestiones son: ¿Existe un riesgo real de que esto ocurra en un periodo razonable de tiempo?, ¿Disponemos de la tecnología necesaria para detectar y detener este tipo de amenazas?, y lo que es más importante: ¿Les damos la importancia que se merecen?.

Carl Sagan, un conocido astrónomo y divulgador científico estadounidense pronunciaba en su famosa serie Cosmos, una frase que viene muy al caso:

"Un suceso improbable, a la larga, puede convertirse en inevitable".

Existen varias formas de catalogar la peligrosidad de un posible impacto de un NEO (Near Earth Object [Objetos Cercanos a la Tierra]) (a los que son peligrosos se les llama PHA: Potentially Hazardous Asteorid [Asteroides Potencialmente Peligrosos]) en la superficie de nuestro planeta. Las más conocidas son la Escala de Turín, y la Escala de Palermo.

La primera de ellas asigna un valor entre 0 y 10 a la peligrosidad del impacto, en función de su probabilidad de materialización, y la potencia estimada de dicha colisión.

De forma breve, podemos describir cada uno de estos niveles de peligrosidad:

Nivel 0: Probabilidad de colisión nula, o prácticamente nula. También se aplica a objetos cuyas dimensiones no suponen un riesgo real.

-Nivel 1: Probabilidad muy baja de colisión. Las nuevas observaciones asignarán un nivel 0 a este objeto con casi total seguridad.

-Nivel 2: Colisión muy improbable. Motivo de atención por parte de los astrónomos. Las nuevas observaciones asignarán un nivel 0 a este objeto con bastante seguridad.

-Nivel 3: Encuentro cercano. Probabilidad de colisión de hasta un 1%. Capacidad para producir destrucción a nivel local. Las nuevas observaciones podrían asignar un nivel 0 a este objeto. Merece la atención de científicos y ciudadanos.

-Nivel 4: Mismas características que el Nivel 3, pero con capacidad de destrucción a nivel regional.

-Nivel 5: Encuentro próximo con un objeto capaz de producir destrucción a nivel regional. Máxima antención por parte de los astrónomos. Si el impacto está a menos de 10 años, deberán tomarse medidas gubernamentales urgentes.

-Nivel 6: Encuentro improbable con un objeto de grandes dimensiones. Poco probable pero posible catástrofe global. Máxima atención por parte de los astrónomos. Si el impacto está a menos de 30 años, deberán tomarse medidas gubernamentales urgentes.

-Nivel 7: Encuentro próximo con un objeto de grandes dimensiones. Si el impacto está a menos de 100 años, supone un riesgo a nivel global. Necesidad de determinar con exactitud la probabilidad de que el impacto se produzca. Deberán tomarse medidas internacionales.

Nivel 8: Colisión segura de un objeto capaz de causar destrucción a nivel local, o un tsunami si cayese en el mar. Sucesos de este tipo sucenden entre una vez cada 50 años, y una entre varios miles de años.

-Nivel 9: Colisión segura de un objeto de grandes dimensiones, capaz de causar una devastación regional sin precedentes, o un tsunami devastador si cayese en el mar. Sucesos de este tipo se producen entre una vez cada 10.000 años, y una entre 100.000.

-Nivel 10: Colisión segura de un objeto capaz de producir una catástrofe climática que puede amenazar con la destrucción de la civilización humana, impacte donde impacte. Sucesos de este tipo ocurren, de media, menos de una vez cada 100.000 años.

Por su parte, la Escala de Palermo, menos espectacular que la de Turín, se realiza a partir de una ecuación en la que intervienen la probabilidad de impacto, el tiempo que falta hasta que se produzca, y la frecuencia anual de impacto para objetos de determinadas características. Tal ecuación es la siguiente:

Donde pi es la probabilidad de impacto, T, el tiempo que falta hasta que se produzca, y fb la frecuencia anual de colisiones, cuyo valor se toma:

Siendo E la energía en megatones de cualquier objeto cuya energía sea mayor o igual que la del objeto estudiado de entre todas las de las colisiones medidas o registradas.

Esta escala es "un poco" más sútil que la de Turín, y es la utilizada por los astrónomos para clasificar a los PHA.

Se utiliza para ello el concepto de "probabilidad esperada" [background risk], que nos da la probabilidad media [tomada a partir de registros geológicos] de que un objeto de un tamaño determinado choque contra la Tierra.
Pues bien, la Escala de Palermo compara esta probabilidad esperada para un objeto de determinadas características, con la probabilidad real que se le asigna a tal objeto. Como se trata de una escala logarítmica en base 10, cuando P=0, la probabilidad de que se produzca el impacto es igual a la esperada, cuando P=+2 la probabilidad de impacto es 100 veces superior a la esperada, y el riesgo...bastante serio. Por su parte, cuando P=-2 la probabilidad de impacto es 100 veces menor que la esperada.

Aunque no existe una relación analítica entre ambas Escalas, podría decirse que a objetos con P=-2 o menores les corresponde un "T=0" ó "Torino 0" [Notación que he visto por ahí].

Ahora que ya sabemos de qué forma calibrar el peligro de un asteroide asesino, vamos a empezar a responder a las preguntas que nos habíamos planteado al principio de la entrada.

Como decía Sagan, aunque la probabilidad de que un gran impacto se produzca en poco tiempo es pequeña, esta tiende al 100% cuando miramos hacia delante en el tiempo. Tal vez ningún objeto extinga a los humanos en los próximos 5.000 años, tal vez no haga falta que nadie nos extinga [ya nos valemos nosotros solitos], pero de lo que sí podemos estar seguros es de que tarde o temprano, algún objeto contundente se decidirá a golpear la Tierra, y para entonces, si es que estamos y si es que no es ya demasiado tarde, deberíamos estar preparados.

Hoy en día, existen varios programas internacionales cuyo objetivo es la detección y catalogación de los NEOs, incluyendo a los Potencialmente Peligrosos.

Se les conoce conjuntamente como Spaceguard Survey, y tienen una ramificación en España, la Spaceguard Spain [qué originalidad], que según sus propias palabras se dedica a: "incrementar la conciencia en toda la sociedad sobre la necesidad de buscar y gestionar fondos para promover la investigación sobre los objetos cuyas órbitas los llevan a apróximarse a la Tierra (NEOs) y tales que puede existir un riesgo potencial de impacto".

[También os recomiendo el Programa de la NASA, en cuya página web se pueden seguir detalladamente las previsiones de choque de algunos NEOs.]

Los Spaceguard Survey utilizan telescopios de todo el mundo para su labor. Sin embargo, sus recursos son muy limitados debido a la falta de atención sufrida por parte de gobiernos y público en general.
A pesar de todo, se cree que tienen localizados, al menos la mitad de los NEOs con diámetros superiores a 1Km [poco consuelo, me temo].
En este gráfico vemos el número de ellos catalogados desde 1994 [Fuente: NASA]:


Tenemos que hablar, todavía, de algunos de los NEOs más conocidos, así como de las estrategias previstas para evitar las colisiones más peligrosas.

Eso será en la próxima entrada, que esta se me está alargando mucho.

Como ya decía un famoso pensador galo:

"Por Tutatis, el cielo se cae sobre nuestras cabezas"- Obélix, 50 a.C.

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